Quiero ser como Marissa Mayer

Acabo de leer en mi digest de LinkedIn como La IT celebrity Marissa Mayer se volvió multimillonaria en sus 30s; En resumen, supo tomar siempre las decisiones correctas en momentos clave de su vida laboral, momentos que algunos de ellos no distan mucho de situaciones que he vivido, y vaya… ¿La estaré cagando o estaré obteniendo uno que otro #SuccessKid?

Nicholas Carlson es el escritor del libro “Marissa Mayer And The Fight To Save Yahoo!” y en un post con el cual promociona su libro describe 5 decisiones bien tomadas que hicieron que esta bella mujer, rubia, joven e indiscutiblemente audaz, tenga una fortuna por encima de los $500.000.000 (en cash, acciones y no está de más decir, estimaciones ya que de esa plata, $200.000.000 los hizo que si en un año).

First thing first, se graduó en Stanford y por supuesto, era brillante. Pudo con su CV entrar a cualquiera de las empresas más prominentes del sector tecnológico, o como investigadora en una reconocida universidad, pero en vez de ello, se arriesgó a entrar a trabajar con un grupito de 24 loquitos, brillantes, pero loquitos, en una recién fundada empresa, posiblemente sin una estructura de crecimiento organizacional definida y ganando lo básico.

Javier, osea yo, al graduarse pudo también aspirar a lo mismo, pero ya un grupito de loquitos lo había reclutado, le pagaban bien, y el trabajo era demasiado fácil así que decidió ahí quedarse para con el «sueldaso», vivir bien en la caótica Caracas y comenzar una maestría que refuerce su CV para un trabajo más retador y mejor pagado (¿?).

Desconozco las ambiciones y objetivos de vida de Marissa en esa entonces, pero me haré la idea de que ambos tomamos la misma decisión correcta en nuestros primeros 20s.

Javier 1 – Marissa 1

Segundo, la empresa de loquitos donde entró Marissa era Google, y eso no desmerita mi conclusión anterior; recuerden que aún Google no era lo que es hoy en día, ni la empresa donde yo trabajaba existe ahorita.

Marissa entró como programadora y duró meses en un proyecto que hoy en día representa una buena tajada de la plata que le ingresa a Google diariamente con cada clic que hacemos sobre su publicidad digitalmente omnipresente. Cuando sus jefes y colegas se dieron cuenta que estaba lenta, ingresaron un “refuerzo” que sacó el proyecto en semanas. Marissa entendió que programar no es su fuerte así que era el momento de buscar y ver en qué es realmente útil.

En mi segundo empleo (y el actual) ingresé como programador, mis entrevistadores pensaron que tenía la capacidad para hacer cosas geniales “echando código”. En aquella entonces, programar no era mi pasión pero era lo mejor que sabía hacer, y mis proyectos siempre salían relativamente rápido. No obstante, con el ingreso de nuevos talentos a la organización, que sí llevan la programación en sus venas, pude ver como mi código era en ocasiones mejorado, reconstruido o a veces desechado. Tal situación naturalmente en su momento me frustró y por un momento llegué a sentir que retrocedía. No sé si duré más o menos tiempo que Marissa en darme cuenta que si quería resaltar, mejor era intentar otra cosa.

Javier 2 – Marissa 2

La tercera es la vencida, Marissa comenzó a mirar a su alrededor y sigilosamente inmiscuirse en otras áreas: pasó a acomodar servidores, colaboró con RRHH, organizaba agendas y meetings, muy hábil la mujer, buscaba colaborar en todas aquellas necesidades que Google tendría donde los demás compañeros “especialistas” en sus áreas ni se atrevían a asomarse. Finalmente Marissa terminó como la responsable de cómo se ven y perciben los productos de Google, su palabra era la autoridad mayor en ese aspecto. Destacó además en otros proyectos e iniciativas que le dieron gran poder e influencia y al final del día, sin ser gerente, una gran cantidad de áreas les reportaban a sus respectivos jefes, y ella porque es genial y because all sort of reasons.

Hoy en día, yo ya no echo código, en vez de eso, soy el líder técnico de soluciones de Inteligencia de Negocios que se realizan en la organización, la persona sobre la cual los gerentes se apoyan para canalizar requerimientos, una de las personas cuya palabra vale en la selección de personal y acompañamiento en los programas de adiestramientos a potenciales prospectos en el área de IT (¡Vaya! Marissa también hacía algo similar a esto último) y el compañero al cual siempre le consultan como se debería proceder con una gran cantidad de casos de soporte.

A diferencia de Marissa, no me siento tan seguro en decir que yo mismo planfiqué esto. Simplemente se dio. No sé en qué momento construí la confianza que me tienen dentro de la organización en actividades ajenas a la programación y que son de vital importancia para el negocio.

Javier 3 – Marissa 3

Finalmente, y porque esto ya va largo, las otras dos razones que describe Nicholas acerca del éxito de Marissa son, si hay un problema y se asignó ya un responsabe para que lo solucione, Marissa le iba a importar un bledo eso e inrrumpiría en ese espacio “ajeno” y solucionaría ella misma la situación si sabía que estaba en sus manos; después de todo, es lo que le hicieron a ella, ¿no?. Tal actitud le dio enemigos, gerentes agradecidos, aún más poder, reconocimiento y dólares.

La última razón, es saber cuándo decir adiós. Nicholas cuenta que los enemigos de Marissa se aliaron y también crecieron al punto de volverla a dejar de un lado; no obstante, ella siguió haciendo un buen trabajo. Yahoo! en el 2011 se había quedado sin CEO y ella sabía que sería una oportunidad de oro, sin embargo, Nicholas describe que Marissa no se apresuró en postularse; no porque tuviera esperanzas en Google sino porque Yahoo! sin CEO estaba en manos de ejecutivos problemáticos. Eventualmente poco a poco fueron alejándose debido a asuntos judiciales, y cuando Marissa vió que el terreno estaba libre de escombros, dio su estocada. El resto de la historia de cómo Yahoo! con Marissa se ha revalorizado considerablemente está en las redes.

Hábil la mujer, hay muchísimo seguro más que aprender de ella. Definitivamente la 4ta razón me parece súper importante. Confieso haber pecado de omisión, y precisamente por eso. A nadie le gusta que se inmiscuyan en sus asuntos, pero al final del día, si la organización que mantiene mi estilo de vida necesita de mi ayuda, y siento puedo aportar en algo de manera directa, si quiero el éxito de Marissa, quizás lo correcto es hacerlo a pesar de estar cruzando límites.

Javier 3 – Marissa 4

Si ganaré detractores o no, es incierto. Tampoco puedo dar por hecho que ganaré enemigos en caso de que tal situación se presente. Tampoco puedo incluso dar por hecho que mi ayuda será necesaria en otras áreas que no lidero. Lo cierto, es que mi historia personal aún se escribe y siento se seguirá escribiendo en mi actual empleo. No sé si será necesario irme en algún momento, no sé si querrán prescindir de mí en un tiempo. Mi historia no tiene por qué ser la de Marissa. A este punto solo sé que quiero ser tan exitoso como ella, y he tomado el 60% de las decisiones correctas que la han colocado a estar donde está ahorita.

Javier 3 – Marissa 5

¡Ahí nos vemos!

0 respuestas a «Quiero ser como Marissa Mayer»

  1. Genial reflexión, me gusto en estructura y contenido sin embargo no en fondo. En lo particular difiero de ese criterio de copiar a los que son exitosos para seguir sus pasos… simplemente dicen un monton de Paulo Coelhadas pero no dicen queen realidad lo que los llevo al exito fue la vision que tuvieron para tomar ciertas decisiones y arriesgarse.
    Ningun escenario se repite 2 veces asi que pues debo decir que tu historia aunque en algunos puntos es similar dista de ser la fotocopia.
    Exitos mi Javi y disculpa la falta de acentos, el teclado Europeo es una pesadilla 😉

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